La Estrategia de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente (RIS3) de Castilla y León para el periodo 2021-2027 considera que una de las claves a tener en cuenta para avanzar en la ESPECIALIZACION INTELIGENTE es la capacidad existente para abordar los procesos de I+I desde la formación y la educación de la población.
Los centros de Formación Profesional con un contacto real con las empresas gracias al módulo de FCT, los Proyectos Aula Empresa y los Programas de Formación Profesional Dual pueden ser motores del cambio ayudando en la transferencia de conocimientos a la empresa.
El cambio en el modelo productivo y las características de la economía de Castilla y León hacen necesario un nuevo modelo de aprendizaje para la Formación Profesional que potencie el desarrollo profesional y personal del alumnado, explorando la autoempleabilidad y el emprendimiento.
El nuevo modelo de aprendizaje FpAR abierto y adaptable fomenta que los alumnos y alumnas diseñen su CARRERA PROFESIONAL y MARCA PERSONAL siendo conscientes de las necesidades de las empresas y las oportunidades de negocio presentes en nuestra Comunidad permitiéndoles lograr itinerarios formativos de éxito.
Uno de los aspectos básicos sobre los que gira el modelo FpAR es la metodología de aprendizaje colaborativo basado en retos, que se concreta de dos formas complementarias:
El trabajo en equipo potencia el aprendizaje a través de las interacciones sociales, el pensamiento creativo y la toma de decisiones. Este nuevo enfoque requiere que los centros educativos tomen como referencia las medidas que se han ido tomando en los lugares de trabajo más innovadores durante los últimos años: flexibilidad horaria, espacios flexibles, recursos materiales polivalentes, que abarcarían desde el mobiliario hasta los dispositivos digitales e informáticos. Se trata en definitiva de colaborar en unas condiciones de trabajo, de espacios y materiales, que impulsen esa colaboración.
Una segunda característica que va de la mano del proyecto FpAR es la integración de trabajos reales. Para formar a profesionales altamente cualificados es necesaria una propuesta de actividades REALES ligadas a las competencias profesionales de los diferentes sectores productivos. Es aquí donde el modelo se acerca al alto rendimiento, más próximo a los desafíos que representa el mundo laboral que la enseñanza basada en módulos.
Las situaciones cotidianas en el mundo laboral no se circunscriben a un solo módulo formativo. En consecuencia: si queremos preparar al alumnado para integrarse de forma óptima a las empresas, deben estar preparados para integrar múltiples destrezas/competencias profesionales y transversales, que están interconectadas.
No hay que olvidar que actualmente los modelos educativos de formación profesional impulsan la formación DUAL en todos los ciclos formativos, lo que representa una buena oportunidad para la creación de retos o actividades diseñadas de forma coordinada con las empresas. La resolución de estos retos podría comenzar en el centro educativo y finalizar en las empresas, quedando así demostrado el valor de la formación en el centro y su continuidad en los entornos reales de trabajo.
La enseñanza basada en retos que pretende impulsar el programa FpAR es un modelo integral que afecta a todo el ciclo formativo, es decir, a todos los módulos del ciclo. Nace de un equipo docente cohesionado y estable que desde la reflexión en común reorganiza el ciclo formativo, tomando como referencia las metodologías activas y COMPETENCIAS PROFESIONALES
Esta reorganización pasa por fijar las competencias clave y generar una guía de aprendizaje que permita al alumnado adquirir la cualificación que el mercado laboral demanda. La clave de todo este proceso son las actividades INTERMODULARES con el objetivo de asemejar al máximo las actividades de los centros educativos a las realizadas en cualquier entorno laboral.
Este modelo de formación integral incluye competencias transversales, con el fin de dotar al alumnado de herramientas que le faciliten integrarse en entornos de trabajo en equipo, expresarse de forma adecuada, organizar su trabajo y ser capaz de gestionar sus emociones. El objetivo no es sólo formar a profesionales altamente cualificados, sino a ciudadanos de una sociedad que ha de adaptarse a los retos de nuestro tiempo.
Por último, FpAR es un modelo PERSONALIZADO, en el que el alumnado es protagonista de su propio aprendizaje. Desde la pregunta ¿Qué profesional quiero ser?, cada alumno/a avanza hacia el diseño de su CARRERA PROFESIONAL, integrada por las competencias profesionales que demanda el mercado laboral. Para ello es indispensable un ITINERARIO FORMATIVO personal y que se llevará a cabo dentro de un entorno flexible. El equipo docente ha de servir de guía, mediante de procesos de autoevaluación y feedback.
En el marco FpAR el itinerario formativo no concluye en el ámbito escolar: una carrera profesional de éxito exige una formación continua, por lo que habrá que dotar al alumno/a de estrategias de autoaprendizaje que le acompañen a lo largo de la vida. El aprender a aprender es una de las bases de este modelo que busca que el/la alumno/a pueda adaptarse a los cambios del sistema productivo.
¿Qué es un reto?
Es un proceso creativo de aprendizaje, donde un equipo de alumnos/as analiza un desafío, indaga en los conocimientos previos, planifica una solución innovadora mediante técnicas de convergencia-divergencia, la lleva a cabo y se la presenta al mundo, adquiriendo una serie de competencias profesionales en ese camino motivador.
Para conseguirlo se deben configuran equipos heterogéneos en capacidades, habilidades, etc., en los que los miembros desarrollen diferentes roles (por ejemplo, el de coordinador del equipo) y que sean capaces de encontrar múltiples soluciones o resolver correctamente el reto planteado.
Una vez creado el equipo, se deben revisar los compromisos (por ejemplo, a través del denominado CONTRATO DE EQUIPO) modificándose a lo largo del reto si fuera necesario.
Este primer paso del reto puede desglosarse en tres etapas:
El equipo docente, una empresa o entidad…etc, deberá plantear el reto de una manera atractiva, de forma que se active la sorpresa y la curiosidad en los equipos.
Este paso permite comprender el reto de forma global, asegurando que los equipos entienden de la misma forma la situación que se plantea. Es también el momento adecuado para que el alumnado obtenga información sobre el tiempo para la realización del reto, recursos necesarios, metodología de trabajo, criterios y herramientas de evaluación, entrega de evidencias, etc. Toda esto aparece sintetizado en el documento “reto-alumno” que se presenta a cada uno de los equipos.
Finalmente, cada equipo ha de interpretar el reto como un desafío grupal significativo y motivante, de forma que al ponerlo en relación con sus propios intereses, cada uno/a de los/as alumnos/as se ha cargo de su consecución, comprometiéndose con la tarea a realizar.
En este paso el equipo debe:
El profesorado dirigirá mediante preguntas a los equipos de alumnos hacia las diferentes áreas de trabajo que forman el reto. La posterior investigación en estas áreas de trabajo permitirá al alumnado obtener las competencias técnicas y transversales necesarias. Para poder desarrollar esta fase, los equipos de alumnos se harán preguntas como:
Este proceso no se da por finalizado, sino que se puede volver a él en diferentes fases del siguiente apartado.
Es el momento de buscar las respuestas a las preguntas generadas en la fase anterior y lograr la base técnica para el resto de las fases del reto. La respuesta a las preguntas puede darse a través de aprendizajes teóricos y prácticos, y para ello podemos proponer:
La búsqueda de información debe ser coherente con la adquisición de las competencias que queremos lograr con el reto.
Una vez adquiridos los conocimientos necesarios en la fase previa, los/as alumnos/as pueden empezar a definir alternativas que permitan resolver el reto.
Es importante obtener gran cantidad de alternativas, para lo cual podemos utilizar dinámicas de creatividad que fomenten un número elevado de ideas originales, sin perder de vista los aprendizajes esperados.
Cada integrante del equipo ha de defender sus propuestas, mientras que sus compañeros/as escuchan atentamente. Gracias a que se valora una pluralidad de alternativas se trabaja de forma directa una destreza transversal tan importante como la comunicación y la escucha activa.
Los equipos analizan y valoran las opciones presentadas y acuerdan una propuesta común que puede ser una de las anteriores, la creación una totalmente nueva o una nueva con las aportaciones de varias de ellas. La propuesta elegida por el equipo será aquella que soluciona el reto de la forma más adecuada.
Los equipos definen el proceso para llevar a cabo la solución propuesta, indicando todas las tareas a realizar, su secuenciación, los recursos necesarios para desarrollar la propuesta (materiales/espacios), quién/es van a realizar cada una de las tareas y cuánto tiempo van a necesitar. También se definirá cómo y cuándo evaluar la planificación y cómo actuar en caso de registrar desviaciones respecto a la misma.
En este paso el equipo debe:
Los/as alumnos/as ponen en marcha las todas las acciones planificadas en el apartado anterior.
Durante todo este proceso se realiza un seguimiento de las acciones por parte de los equipos en relación con el cumplimiento de plazos, responsables de las tareas, etc que les permitirá corregir las posibles desviaciones. Este seguimiento es una fase muy importante en el reto ya que permite al equipo docente recoger evidencias para el proceso de evaluación, así como comprobar si las acciones planificadas aportan los aprendizajes esperados.
En este paso el equipo debe
En este punto se debe analizar tanto el resultado del reto como el proceso empleado para su resolución. Esta revisión debe conducir a una reflexión sobre lo que han aprendido, cómo lo han vivido, su motivación, éxitos, errores, dificultades, etc. A partir de este análisis se prepara la presentación del reto.
Fase en la que las habilidades transversales toman una gran importancia, en especial la comunicación oral. Cada uno de los equipos presenta su solución al reto y las reflexiones derivadas del análisis anterior.
El objetivo de este último paso del reto es que el alumnado reflexione sobre lo que ha aprendido y ha ido bien, pero también sobre las oportunidades de mejora tanto individuales como en grupo, de manera que pueda abordar compromisos de mejora y de evolución para futuros retos.
Aunque la evaluación tiene una especial importancia en los compases finales del reto, en realidad debe estar presente durante todo el proceso a través de feedback puntuales tanto en su vertiente formal como en la informal que permita a los/as alumnos/as tomar consciencia del punto en el que se encuentran respecto al reto y favorezca compromisos que mejoren sus aprendizajes y el funcionamiento del equipo. Este proceso de feedback debe estar planificado con anterioridad y tiene en cuenta la propia autoevaluación y coevaluación del alumnado para tener así una perspectiva de 360 grados.
A partir de las evidencias, observaciones y rúbricas el equipo docente obtendrá una nota para el reto y para cada uno de los módulos. Esta nota será la que permita la calificación del alumnado.